Sumario: | En este artículo se sostiene que la correcta administración de las emociones propias y ajenas es esencial para un adecuado desempeño profesional en las Comisarías de la Mujer y la Familia (CMF). Esto se encuentra en directa relación con tres destrezas, las cuales poseen valor emocional, y las maneras en las que los y las policías resuelven aplicarlas en lo cotidiano. Estas destrezas son “la intuición”, “la contención” y “la escucha activa”. El despliegue de las mismas otorga un estatus diferencial a la CMF y la constituyen en un lugar cercano, e incluso agradable, para quienes acuden a ella en busca de asistencia. El contrapunto de esto es que el manejo emocional está atravesado por un marco ético valorativo, a través del cual las manifestaciones emocionales están constantemente siendo sometidas a juicio. Los límites entre un correcto e incorrecto manejo emocional - además de estar regidos por reglas y valores prototípicos - dependen del encuentro con la alteridad policial, en este caso, un grupo de personas identificadas como víctimas.
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