Sumario: | Durante mi investigación antropológica en un laboratorio de neurociencias en Buenos Aires participé de clases en las que se realizaron diversos experimentos con animales. Después de rechazar en varias ocasiones la invitación a manipular cangrejos y ratones aludiendo al asco y la aprensión que me suscitaban las criaturas, acepté lidiar con abejas. El análisis de la emotividad como herramienta heurística me permitió indagar en los procesos de formación de una habilidad científica y profundizar en los modos de producir conocimiento de los biólogos que realizan trabajo experimental y de los antropólogos en su trabajo de campo. En este trabajo muestro que tanto las ciencias naturales, cuyas prescripciones metodológicas les indican un trato distante con sus objetos de estudio, como la antropología social, que sostiene para sí, en cambio, el involucramiento en las tramas sociales que estudia, definen las relaciones con los objetos de estudio en las experiencias concretas de investigación. En el contacto y trato cotidiano con éstos, emociones y cuerpos pusieron de manifiesto tensiones entre la distancia y la cercanía existentes entre investigadores e investigados.
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