La etnografía en el camino de la teoría

En este artículo, regreso a mis involucramientos con las personas en el trabajo de campo, no sólo para ocuparme de las circunstancias y los trayectos específicos que encontré allí, sino para argumentar a favor de permitir que el involucramiento con Otros determine el curso de nuestro pensamiento ace...

Descripción completa

Detalles Bibliográficos
Autor principal: Biehl, Joao
Formato: Online
Idioma:Español
Publicado: Instituto de Altos Estudios Sociales 2016
Materias:
Acceso en línea:http://revistasacademicas.unsam.edu.ar/index.php/etnocontemp/article/view/424
Descripción
Sumario:En este artículo, regreso a mis involucramientos con las personas en el trabajo de campo, no sólo para ocuparme de las circunstancias y los trayectos específicos que encontré allí, sino para argumentar a favor de permitir que el involucramiento con Otros determine el curso de nuestro pensamiento acerca de ellos y para reflexionar más ampliamente sobre las relaciones agonales y reflexivas entre antropología y filosofía. Hago esto para sugerir que a través de la representación etnográfica, la propia teorización de las personas sobre sus condiciones puede filtrarse, animar y desafiar los regímenes actuales de veridicción, incluyendo los universales filosóficos y el sometimiento de la antropología a la filosofía. Estoy interesado en cómo las realidades etnográficas encuentran su camino hacia el trabajo etnográfico. Utilizando la influencia mutua entre Pierre Clastres y Gilles Deleuze y Félix Guattari como un caso de estudio, argumento contra la reducción de la etnografía a protofilosofía. La relación, de hecho, puede ser vista de modo más productivo como una de tensión creativa y polinización cruzada. Este sentido de etnografía en el camino de la teoría (en vez de etnografía en camino hacia una teoría) –al igual que el arte– tiene como objetivo mantener en la mira lo relacional, lo precario, lo curioso y lo inacabado. Al resistir los fines sintéticos y generar aperturas en lugar de verdades absolutas, la práctica etnográfica permite una reflexividad emancipadora y una crítica más fortalecedora de las racionalidades, intervenciones y cuestiones morales de nuestro tiempo. Concluyo con un regreso literal al trabajo de campo y reflexiono sobre cómo la historia de las vidas continúa.