Sumario: | "A primera vista, los treinta y tantos libros de Enrique Anderson Imbert podrían clasificarse como Crítica o como Creación, según predomine la inteligencia o la fantasía, pero todos ellos son proyecciones de la misma visión del mundo. Los estudios y ensayos abundan imágenes literarias y las novelas y ensayos contienen profundas ideas. Las dos novelas cortas (o cuentos largos) de este libro son ejemplos de un 'doble frenesí': el afán de pensar con rigurosa lógica y el sentir con libre imaginación. En ambas ficciones hay análisis psicológicos. En la primera, sobre una ilusoria identidad personal, en la segunda, sobre el proceso de la creación poética. Losd protagonistas -jóvenes revolucionarios- experimentan, uno locamente, el otro lúcidamente, una extravagante aventura de amor. El protagonista de Historia de una rosa de veras existió, y el narrador describe más o menos objetivamente su personalidad anormal: es un narrador omnisciente que narra con los pronombres de la tercera persona gramatical. En cambio, el protagonista de Génesis de una luna es el mismo narrador, quien incluye documentos auténticos en anécdotas autobiográficas: es un narrador que narra con el pronombre 'yo'. Este 'yo' es del narrador, no del hombre de carne y hueso conocido en Buenos Aires como Enrique Anderson Imbert. Para escribir Génesis de una luna recorrió a un personaje convencional, el narrador, y lo bautizó con su propio nombre. Lo que pasa es que la ficción se traga la biografía." --contratapa.
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